
Hoy vivo como ayer
respiro el mismo aire,
como ansiosamente (como si me fueran a quitar la comida del plato),
bebo hasta la última gota de agua que contiene el vaso,
igual sigo acá.
Vivo como ayer,
con una nueva interpretación que voy improvisando día a día
a cada paso, a cada tropiezo, a los saltos, a los ponchazos, a la carrera (a la puta carrera)
todo depende del día
Interpreto el pasado, veo mi presente, me proyecto un futuro y pienso...
Pienso que odio proyectar, me parece aburrido,
pero me han dicho que trae seguridad,
aunque por ahí acarree frustraciones
entonces escarbo el pasado, me veo ahora y me hago cierta imagen dialéctica personal,
y a todo esto,
vivo día a día,
vivo como ayer
y me interpreto como hoy (una nueva interpretación que improviso día a día)
pero...
si vivo como ayer, (ayer también me interpreté como hoy),
entonces me interpreto como ayer
y ayer también me dije- ¡que carajo pienso! (como hoy)
Pienso que pierdo el tiempo, pero el tiempo...
El tiempo no se pierde, se escapa,
se escurre entre los dedos como agua,
el tiempo tampoco se aprovecha,
él se aprovecha de uno, porque el tiempo...
El tiempo siempre va a ser, y uno solo es porque está,
entonces me digo que es mejor que deje de escurrir el tiempo.