segunda-feira, 24 de outubro de 2011

¿Dónde está Lälin?


  Indi-Gente


¿Dónde está Lälin?

 Al principio se los veía en stickers con  los ojos grandotes y saltones, tímidamente observando el paisaje.
“A ver... ¿dónde iré a posarme?” -se preguntarían  esos personajes contenidos en un pedazo de papel con pegamento en uno de sus lados-. Capaz se quedaran en una columna, o en la cisterna de algún baño público de un bar. Otro lugar factible sería en alguna parada de ómnibus.

 Pasó un tiempo y vino el salto. Los ojos se ocultaron. A los personajes les creció el cerquillo, ya no eran necesarios ésos ojos. Conocían el paisaje de memoria.
Comenzaron a estamparse en muros grises y percudidos dándole vida a rinconcitos de la ciudad. También se armaron de valor para estar en alguna remera o, en alguna cartera... pero siempre te ocultaban la mirada, y te podían decir alguna injuria o algún piropo.

 De a poco el cerquillo le dejó lugar a los ojos. El rostro entero se dejó ver, dando a conocer una mueca tímida pero sincera. Un esbozo de sonrisa. O alguna vez un silencioso llanto.
 No hay nada que ocultar.

 ¿Quién es Lälin?

 Es la mente generadora de  todos esos personajes.

 ¿Quiénes son esos personajes?

 Son Lälin, y la podés encontrar por algún muro de Montevideo, de la costa atlántica de Uruguay, en Rosario-Argentina, o en algún balneario brasileño...

 O quién sabe dónde*...

*Seguro encontrás a Lälin en: http://www.flickr.com/photos/lalika/

*nota publicada en Revista Urbana FM, setiembre 2011



quinta-feira, 29 de setembro de 2011

Indie Gente

La casa Kaos

 “lo importante es mantener el espíritu despierto, vibrante y esto hay que conseguirlo ocupándose de divinas cosas inútiles”
 J. Torres García


 Calle 25 de Mayo, Ciudad Vieja de Montevideo. Al frente del viejo Hospital Maciel, subiendo las escaleras de una vieja casa de principios del siglo XIX, se siente que algo está creándose. El caos que antes había se va transformando en cosmos. Hay manos restaurando esas viejas paredes que han albergado tanto y a tantos durante más de un siglo. Caos y Cosmos se contienen recíprocamente, porque uno no existiría sin el otro. Hay una bañera en la sala de estar, una secadora de cabellos de peluquería setentera en un rincón sobre la ventana que da a la calle; diversos objetos colgados en una pared de ladrillos desnuda. Todo podría estar deliberadamente desconectado. Pero no lo está. Desde una habitación suena música jazz, banda sonora y alma de Kaos, porque ahí entre los detalles improvisados se van creando y extinguiendo continuamente las melodías. Subiendo a la terraza se ven las grúas del puerto. Dan la sensación de estar en un paisaje de ciencia ficción. Pareciera que son robots aguardando el momento de hacerse del viejo barrio. También se ven las entrañas del lugar, los baldíos amurallados de muros ruinosos con esa estética post-guerra que manifiesta esta parte de la ciudad. Cada detalle, cada cosa inútilmente productiva acá es un motivo para la creación.

 Casa Kaos es el hogar de Rubén Lartigue y de Marco Gorgoroso.

Para conocer más de la obra de ambos chekeá: http //rubenlartigue.com/index.php :                                                   http://www.gorgoroso.wordpress.com

 *publicado en Revista Urbana mayo 2011

quinta-feira, 7 de julho de 2011

Santa Trinidad

Recuerdo cuando era niño. Mi madre esperó con devoción el momento de que comenzara la catequesis. Es que ella siempre fue muy religiosa. Institucionalmente católica apostólica romana.
Era el comienzo de mi camino hacia la "madurez" espiritual. El niño iba mutando para ser un prepúber en carrera de recibir el "cuerpo de Cristo". "Es justo y necesario", se oraba en la iglesia. Era un niño convencido de Dios, de la Vírgen, de Jesús y de los Santos. Realmente creía y lo sentía en mí.La presencia de tanta deidad se sintetizaba en un curso de dos años. Eso era lo que duraba la catequesis, por lo menos en aquel entonces.

Cármen era el nombre de mi catequista, ella quería que yo siguiera sus pasos también. Hasta me postularon para ser monaguillo. Pero no sé porqué no quise. En algún momento creí que tenía una misión divina en este mundo, diferente a la del resto de los mortales. Que pendejo más pretencioso que era...
Por algún estúpido motivo hasta pensé que podría ser cura, pero mi razón, (oh regalo divino del creador), comenzaba a indicarme de que la Iglesia y toda su parafernalia, son de las cosas más mundanas que hay. Que de santa la Iglesia nada tiene más que su auto denominado nombre.

De hecho, llegué a tomar la comunión. Pero toda esa ansiedad de recibir la Eucaristía, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, había menguado. En ése entonces la ostia me supo a harina sin sal con forma circular. Nada más.

Toda la rebeldía de la adolescencia, de renegar luego contra toda creencia religiosa pasó. Luego de la tempestad, luego del mar picado de los "dieci", llegan los últimos años de mis "veinti", ahora entiendo y re-interpreto la tanta religiosidad de mis primeros años.

En el nombre de La Melodía, La Poesía, y La Armonía
Dios no ha muerto.
Dios es el Ritmo.
Ahora creo más que nunca en Él.
Amén.

quinta-feira, 21 de abril de 2011

Braian


Tiene ocho años, o nueve. No me lo quiso decir.
Es muy inteligente pero, apenas sabe escribir su nombre.Leer también apenas sabe, traté de enseñarle un poco, pero no me prestó mucha atención.
Es un morenito lindo, con una sonrisa abierta y dientes todavía blancos,
aunque muchas veces esconde ese gesto en una mueca de enojo.
Me pidió una moneda, no se la dí.
Me pidió música, -"cumbia pa'bailar"-, no se la grabé; le grabé un disco de Vico C.
Me comentó que en esa banda toca su primo, que no le regalaba un disco, que le dijo que "se lo comprara".
"Tremendo sorete tu primo" -le dije yo-, no lo alcahuetés más y escuchá otra banda.
Le grabé "La zorra", porque él me lo suplicó.
Le prometí un juguete a Braian y le regalé una moneda, pero de chocolate. Él se fue muy contento y preguntándome cuando me vería de nuevo.
Esta nochesita lo vi en la esquina, estaba con otros niños, fumando cigarrillos y también un porro.

quinta-feira, 24 de junho de 2010

Como hoy


Hoy vivo como ayer
respiro el mismo aire,
como ansiosamente (como si me fueran a quitar la comida del plato),
bebo hasta la última gota de agua que contiene el vaso,
igual sigo acá.
Vivo como ayer,
con una nueva interpretación que voy improvisando día a día
a cada paso, a cada tropiezo, a los saltos, a los ponchazos, a la carrera (a la puta carrera)
todo depende del día
Interpreto el pasado, veo mi presente, me proyecto un futuro y pienso...
Pienso que odio proyectar, me parece aburrido,
pero me han dicho que trae seguridad,
aunque por ahí acarree frustraciones
entonces escarbo el pasado, me veo ahora y me hago cierta imagen dialéctica personal,
y a todo esto,
vivo día a día,
vivo como ayer
y me interpreto como hoy (una nueva interpretación que improviso día a día)
pero...
si vivo como ayer, (ayer también me interpreté como hoy),
entonces me interpreto como ayer
y ayer también me dije- ¡que carajo pienso! (como hoy)
Pienso que pierdo el tiempo, pero el tiempo...
El tiempo no se pierde, se escapa,
se escurre entre los dedos como agua,
el tiempo tampoco se aprovecha,
él se aprovecha de uno, porque el tiempo...
El tiempo siempre va a ser, y uno solo es porque está,
entonces me digo que es mejor que deje de escurrir el tiempo.

segunda-feira, 7 de junho de 2010

A ver si pasa un bondi...


Camino por la calle, no he parado de mirar a los costados
Camino por la calle, no he dejado de pensar demasiado
Me cruzo con mi sombra, nada de esto me asombra.
Igual soy un iluso, con un poco de orgullo.
Un viejo que me mira, ve que tengo prisa.
Su risa va soltando, aunque no sea su tango.
Camino por la calle, la luna me acompaña.
El neón que titila, expande mi pupila.
Algunos que se abrigan, recostados en paredes.
Reparten los papeles, promueven whyskerías.
El tiempo que se pasa, delante de los ojos;
ven todo vidrioso, esté o no esté lluvioso.
Los niños van descalzos, perdieron sus zapatos.
De a ratos siento ganas, de estar ya en esa cama.
Las penas son con gloria, si hay una buena historia.
Memorias que te atan, desatan y reviven.
Y el paso sigue y sigue.
Sigue firme.

sexta-feira, 28 de maio de 2010

Divague noctámbulo y otros ensayos


Este post es un texto que escribí hace unos añitos ya, cuando recién salía de los "dieci" e ingresaba a los "veinti". Leyéndolo me dí cuenta de que he cambiado en muchas aspectos en mi vida, sobre todo en la forma de decir las cosas. Pero sustancialmente pienso igual. Creo que el tiempo hace que comencemos a aceptar la realidad, a asumirla y encararla de otra forma. Ahora, eso no quiere decir que nos entreguemos a ella y no querramos y mantengamos la esperanza de hacerla un poquito mejor.

Divague noctámbulo y otros ensayos

No se por que me cuelgo a escribir esto, a esta hora, son las 2:30 de la madrugada y yo me quedo como un noctámbulo sentado en mi habitación, escuchando el Álbum Blanco; Number Nine es la canción que está sonando. Estoy lleno y mi cuarto huele a sahumerio de “rosa mística”.
¡Que carajo hago!, no se por que escribo, para eludir acostarme, para matar el tiempo.
Ahora creo que la mente me está quedando en blanco, (como el Álbum), y no se me ocurre nada que decir, ninguna palabrería más que hablar del desvelo y la pelotudez que tengo. Y aunque se pueda objetar que mi lenguaje no sea el más indicado (y más si es escrito, por que a estas palabras no se las lleva el viento). Pero más allá de las aclaraciones,con este léxico me sale pensar y decir las cosas en este momento. Jerga vulgar con la que habla una generación, que no es más que una síntesis de los valores y la moral que se nos propina por medio de académicos, dirigentes políticos,campesinos (los que van quedando), comunicadores y comunicadoras, putas y putos, ladrones de cualquier género y todo espécimen que componga esa generación que fue formada y deformada para transformarse en lo que hoy en día somos.
Una sociedad incoherente es en la que nos toca vivir.
A los jóvenes se les vive tirando verde para recoger maduro. Es un gran negocio. Se imponen medios de vida yanquis o europeos, lo vemos por la TV, la radio, Internet, revistas. Pero el hecho es que esos estilos de vida sólo llegan a dar mella en los sectores de mejor posición económica, y este sector social puede tomar esos estilos, consumir adelantos tecnológicos o tomar clases de feng shui, aromaterapias varias o consumir cualquier producto que calme la ansiedad momentáneamente.
Mientras un sector de la sociedad trata de adquirir tal cosa o tal otra para poder establecerse y alcanzar cierto reconocimiento, posición, fama, estatus, puesto o lugar en un círculo determinado de esta fuckin sociedad, y otro trata simplemente de sobrevivir el día a día con lo que puedan.
Cuando se me suele mencionar la vieja frase Darwinista de que “sólo el más fuerte es el que sobrevive”, se que los más fuertes son los que mutan y se adaptan a las reglas de juego (pero cuales son las reglas de juego si constantemente las cambian). Es ahí donde entra la contradicción, el choque, la divergencia, eso que media entre lo que llamamos el ideal, la moral, los principios, el código y el natural instinto de supervivencia, de arraigo, de...acumular, sedimentar, engordar, acaparar.
Y si, es así, en todos los medios y en el trato cotidiano se fomentan los extremos, se va de lo blanco a lo negro, no se admiten los matices, o por lo menos no se les da la importancia que estos tienen que tener.
Y pienso en la luz, ella que nos brinda energía y vida. En su estado puro es blanca, pero está compuesta por distintos colores, que no son siete, sino que son miles, millones.
Así como la luz, (que es mucho mas importante para el universo que el ser humano), tiene sus matices, la vida de cada ser también los tiene. Estos matices no hacen más que templar el alma de cada uno, tal como si fuera el alma de una guitarra. Lo que matiza a la guitarra son sus cuerdas, cada una posee un sonido diferente. Más matices podemos encontrar si apoyamos los dedos en cada uno de los trastes de su diapasón, y si los tocamos en el lugar correcto producirá eso que es la armonía, algo que suena tan llamativo y cautivante a los oídos. Igual de cautivante y llamativo suena el amor al corazón.